I.
Siempre hubo un Urano en la historia. Y habrá otros.
Ouroboros Ouranos.
Todo es un anillo.
En tu corona.
Ellos sabían que al derrotarte obtendrían el poder del universo y el control de la bóveda del tiempo. 10.000 millones de años atrás. El punto matemático.
Destierra a los monstruos al Tártaro.
Ellos sabían lo amados que serían si lograban robarte el amor a ti, dominarte, desdeñado y ente equivocado.
Destierra a los monstruos al Tártaro.
No hay excusas cuando no sé es humano, los errores de los hombres son los mismos de los dioses, pero no hay excusas cuando no sé es humano.
Destierra a los monstruos al Tártaro.
Exiliado es tu Utopía. Allí es la nación donde se forjó la primera civilización de hombres hechos de cobre y fierro, allí es un lugar opaco, perdido en el eco de hace 10.000 millones de años.
Destierra a los Monstruos al Tártaro. Son tus monstruos Urano. Son tus monstruos Utópicos. Los monstruos de tu Utopía.
Querían el poder del universo y el control de la bóveda del tiempo. Querer es poder, y querían más que tú poder tener poder. Ellos sabían lo amados que serían si lograban robarte el amor a ti, dominarte, desdeñado y ente equivocado.
Destierra a los monstruos al Tártaro.
Consiguieron encerrarte, gracias a ti, en ese lugar de geometría fluctuante, aquella esfera imprecisa, relación lobular del principio de incertidumbre, un anillo en medio de la pulpa palpitante de lo azul.
Destierra a los monstruos al Tártaro.
Yéndose encomiásticos los Astros, haciendo y deshaciendo a voluntades, y el amor de ella, panegirista, fue con ellos, hasta que pronto, pasados los 10.000 millones de años correspondientes, decidió dar tiempo al tiempo, sin arrepentimiento, cosas similares a las que esperabas tú.
Ay Urano. Ay Urano. Ahora desde el otro lado de las murallas del Superórgano, puedes observar, derrotado dios de un tiempo pasado.
Destierra a los monstruos al Tártaro.
Te carcome por dentro lo insano de aquello que no pudiste tener cuando lo tuviste. Son reflexiones alienadas entre intersecciones de quarks sin obviedad.
Sulfuras hidrogeno violento por los poros de tu cuerpo único, y confinas tu hogar ahora entre magníficas cúpulas de Monóxido de Carbono.
Alimentándote de hidrógenos milenarios, recostado sobre tierras de Metano milenarias que simulan hamacas florales. Que el amoníaco llene tus pulmones y los tuerza, que sea lo que respires.
Destierra a los monstruos al Tártaro.
Exiliado es tu Utopía. Haz tenido que caer sobre tus rodillas desgarradas, otra vez. Beber del Acetileno en este nuevo y solo lugar, mascar el Etano, 10.000 millones de años antes de nunca volver, moliéndolo con las muelas el Helio purpurante, recordando lo duro que es equivocarse cuando sé es un dios.
Porque no hay excusas cuando no sé es humano, los errores de los hombres son los mismos de los dioses, pero no hay excusas cuando no sé es humano.
Destierra a los Monstruos al Tártaro. Son tus monstruos Urano. Son tus monstruos Utópicos. Los monstruos de tu Utopía.
II.
Pecaste de ignorancia.
Si bien hay otros como tú.
Ninguno séptimo dando vueltas. Ninguno sufrido de tal forma. Ninguno vivido los efectos de la causa de la estática.
Todos gravitatorios.
Si bien hay otros como tú.
Ninguno inclinándose con esos radios de curvatura indeterminados por un eje de orientación anómala en 90º con respecto a ti mismo.
Pecaste de ignorancia.
Si bien hay otros como tú.
Ninguno sufrido de tal forma. Ninguno vivido los rastros de la colisión del amor, protopareja, la huella inefable de cuan vertical pudiste dar amor sin tregua.
Todos gravitatorios.
Si bien hay otros como tú.
Eres el único, el único Urano en el universo entero sin poder sobre él mismo.
Si bien hay otros como tú.
Tu Utopía es volver a tener lo que tuviste, pero sabes que conforme pasa el tiempo, menos recordaras el audio que era aquello que tuviste un día en el tiempo pasado, 10.000 millones de años antes de nunca volver.
Cuándo ya no lo recuerdes Urano. ¿Por qué cosa vivirás? Si eso era todo, todo y nada más.
Cuando desaparezca ¿que clase de objeto ocupará su lugar, aminorando la búsqueda de la felicidad y el entendimiento de lo galáctico?
Cuándo ya no lo recuerdes Urano. ¿Por qué cosa vivirás?. Si eso era todo, todo y nada más.
Tu mundo es una rareza planetaria. Ser de movimientos retrógrados. Viejo y hermoso. Cada vez más débil y más tonto. Perdido en el espacio, en un punto fijo, perdido en el espacio del tiempo y del espacio.
¿Qué dirán Oberon y Titania cuando te vean llorar?
¿Qué dirán Umbriel y Ariel cuando sientan el fuego de la ira de tus pulmones deshilachados?
¿Qué dirán, Urano, que dirán?. Importa realmente, créelo o no, siendo hombres o dioses, importa realmente, la existencia es imparcial, es el castigo primero del Big Bang.
¿Qué dirá Miranda, la mas especial, cuando sufra el vómito de tus gases venenosos, bastardos de una pena que no le pertenece?.
Cuándo ya no lo recuerdes Urano. ¿Por qué cosa vivirás? Si eso era todo, todo y nada más.
Ay Miranda. Ay Miranda. La destinada a vivir también de Utopías. Estar en Dios. Miranda la de los abismos 10 veces más altos, la de cañones gigantes, la del Verona Rupes. Miranda la que no quiere entender. La que no esclaviza tu amor.
Cuándo ya no lo recuerdes Urano. ¿Por qué cosa vivirás? Si eso era todo, todo y nada más.
Miranda la que está ahí en su camino, la que te ve llorar, la que siente el fuego de tus pulmones, a la que le importa realmente tu indolencia, la que sufre el vomito de tu pena. Todos los otros, satélites de sexo femenino.
Ninguno como Miranda. Siquiera Oberon hermafrodito. Por dentro son horribles, horribles como tú.
Destierra a los Monstruos al Tártaro. Son tus monstruos Urano. Son tus monstruos Utópicos. Los monstruos de tu Utopía.
84 años, año tras año, dando vueltas, una y otras vez, 84 + 84. Y 84 + 84 + 84. Repitiéndose durante toda la eternidad. Y 84 + 84 +84 + 84 años, año tras año, hasta el fin de los tiempos esperarás a que nunca regrese lo que tuviste y ya no tienes, desdeñado y ente equivocado.
Lo que esperas que se lleve el Olvido no lo quiere llevar, Urano, es una Utopía que no le incumbe, no le agrada el recuerdo del amor que se excluye en un infinito Ouroboros.
Cuándo ya no lo recuerdes Urano. ¿Por qué cosa vivirás? Si eso era todo, todo y nada más.
Ay Urano. Ay Urano. Viejo y sabio, tonto y débil, sin encontrar la respuesta definitiva.
Los campos magnéticos arden a 55 k de temperatura sobre las nubes de lo azul. Vacilando entre rabia y ternura, entre querer y no querer, en la adhesión, entre desear y no desear.
Sabes la respuesta Urano, la respuesta que no quieres encontrar la encontraste en un comienzo, antes de nacer el clímax, 10.000 millones de años antes de nunca volver.
Es vivir en la Utopía, no existe tal lugar.
Vivir en la ciudad sin muros es renegar del equilibrio axial, beber del rió sin agua, gobernar sin pueblo.
Esa ciudad es la Utopía, no existe tal lugar.
Es Utopía reclamar frente al orden cósmico. Rebelión frente a lo dado en la Realidad.
Es vivir en la Utopía, no existe, no existe tal lugar.
Propuesta de transformaciones radicales, hálito de una revolución sin circunstancias, sin batallantes, sin soldados, cáncer ni de naipes ni comodines en la ímbecil tabla universal.
No hay metal aquí dentro para forjar armas, ni para calentar bríos de guerra.
Es tu Utopía, tan solo una galaxia de buenos ideales. Un placer suntuario.
Cuándo ya no lo recuerdes Urano. ¿Por qué cosa vivirás? Si eso era todo, todo y nada más.
III.
Siempre hubo un Urano en la historia. Y habrá otros.
Ouroboros Ouranos.
Todo es un anillo.
En tu corona.
Lejano, 10.000 millones de años después de nunca volver.
Guerrero agrietado, abrumado por el pulpo de un mal antiguo, multiplicidad de tentáculos en mala hora trajeron consigo ofrendas y obsequios, lujos innecesarios: la peste, la guerra, el dolor, el hambre, la pena, la fiebre, el dolor de cabeza. Tanto duele la herida en el costado cuando falta la costilla, de donde Eva.
Guerrero agrietado, abrumado por el suelo en donde ha de cubrirse de sueño, el mismo que le hará recordar cuanto duele la herida en el costado cuando falta la costilla, de donde Eva.
Lejano, 10.000 millones de años después de nunca volver.
Utopía sigue siendo luchar contra los costados, muros de costillas y cementerios de diamantes, océano negro, allí flotan también las plumas que cayeron de Icaro tras su vuelo desdichado, aún.
Pero algún día, temprano o tarde, mas tarde que temprano o mas temprano que tarde habrá el reencuentro.
Ouroboros Ouranos.
Todo es un anillo.
En tu corona.
Cara a cara, uno a uno, yo a tú, la remembranza. Los detalles del éxtasis de la penetración protónica. ¿Que pasara entonces cuando suceda la revolución?
La memoria es dulce en las estrellas, pero en las estrellas estamos lejos.
Lejano, 10.000 millones de años después de nunca volver.
Que será de los Uranos. Que será de los Ouroboros. Que será de los Ouroboros Ouranos.
Que será de las conjeturas sobre el dominio de lo posible. Que será de los cálculos sobre la separación del eterno existente y el eterno inexistente para dar paso a la existencia.
Prisión de huesos, si, huesos y carne, pero al lado, el corazón palpita palpitante en medio de la pulpa de esa esfera azul.
Ouroboros Ouranos.
Todo es un anillo.
En tu corona.
Probabilidades caóticas se desatan sobre omoplatos abrumados por el pulpo de un mal antiguo, el mismo que les hará recordar, en el encuentro hombre-mujer, cuanto duele la herida en el costado cuando falta la costilla, de donde Eva logró escapar.
Ay Urano. Ay Urano. Las montañas del Superórgano ocultaron la verdad, las montañas de la traición inexorables. Los minerales dentro eran también monstruos, monstruos minerales, hijos del perdón inorgánico, forzoso.
Ay Urano. Ay Urano. Sus brazos fuertes no fueron capaces de escarbar ahusando el conocimiento de los Topos primigenios.
Ay Urano. Ay Urano. ¡Ella misma lo frenaba! , el amor, otra del costado. Ellos sabían que al derrotarte obtendrían el poder del universo y el control de la bóveda del tiempo. 10.000 millones de años atrás. El punto matemático.
Ouroboros Ouranos.
Todo es un anillo.
En tu corona.
Estuvieron unidos en el vacío de la pura simplicidad, en el Huevo Cósmico. Es un factor imprudente el azar que administra las cosas, cosas como los designios.
Ouroboros Ouranos.
Todo es un anillo.
En tu corona.
La muerte llega de formas diferentes, a dioses y hombres, a espacios y tiempos. Y se contrapone al crecimiento del Universo sidonio.
Ouroboros Ouranos.
Todo es un anillo.
En tu corona.
Tocamos el cielo con nuestras manos. Pisamos la tierra con nuestros pies. Cada uno de nosotros es un Atlas en sí mismo. Sostenemos el mundo que hemos maldecido, siendo pilares del destino galáctico que ciernen deidades cleptomaníacas sobre nuestras vidas en condena, muertas ya al comenzar la hora cero del día.
Ouroboros Ouranos.
Todo es un anillo.
En tu corona.
Ya todo esta hecho. Ella aguarda. Quedará en tu memoria, en tu dulce memoria, allá en las estrellas, pero en las estrellas estamos lejos.
Ay Urano. Ay Urano. Cuando creas que todo está perdido Urano está sobre nosotros. Es el final del viaje.
La Utopía de la vuelta atrás. Urano está sobre nosotros, encerrado en todos lados, el destino secreto, la razón de la vida.
Ay Urano. Ay Urano. Cuando estés hipertónico, come cianuro, ya que en apariencia dar es esclavizar.
No hay frontera en el destino último del universo, no puedo creerlo, solo queda el polvo nucleico. Para que Dios haga de él, otro habitáculo de historias sin sentido.
Ay Urano. Ay Urano. Ya no puedes más. Llegó la hora cero, al comenzar el día es volver atrás, al Uno. De hace 10.000 millones de años el Unuversus.
Ay Urano. Ay Urano. El destino secreto, la razón de la vida, es ser para sí, digno de ser.
Siempre hubo un Urano en la historia. Y habrá otros.
Ouroboros Ouranos.
Todo es un anillo.
En tu corona.
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Imagen: colossus_colors de www.anjinanhut.deviantart.com